La guerra de los chips y semiconductores entre China y Estados Unidos

No sé si recuerdan que en el post sobre Fintech se mencionaba que China es un caso atípico en el desarrollo de esta tecnología financiera debido a que tuvo que dar un salto enorme desde “el vacío” directo hacia 4G y ahora 5G (desarrollos idóneos en términos de Inteligencia Artificial). Eso ha significado una década intensa.



Proyectos y planes

Desde la promulgación del plan Made in China 2025 en 2015, este país asiático ha dado un viraje desde los productos baratos de imitación hacia la alta tecnología y la autosuficiencia de proveedores extranjeros,buscando ser altamente competitivo a nivel internacional, líder económico y de opinión en el concierto globalizado.

El objetivo final de Beijing es reducir la dependencia de China de la tecnología extranjera y promover a los fabricantes chinos de alta tecnología en el mercado global. Los semiconductores son un área de especial énfasis, dada su centralidad en casi todos los productos electrónicos.

China representa alrededor del 60 por ciento de la demanda mundial de semiconductores, pero solo produce alrededor del 13 por ciento de la oferta mundial. Y es que todo desarrollo de alta tecnología lleva un Circuito integrado.

La Piedra en el zapato

Lo que parece molestar a las potencias occidentales no es la visión de desarrollo sino el intervencionismo estatal en el libre mercado, en la infraestructura del país y aun en las condiciones geopolíticas para lograrlo. Es lo que sus rivales llaman, competencia desleal.

Para Estados Unidos y otras grandes democracias industrializadas, sin embargo, estas tácticas no solo socavan la adhesión declarada de Beijing a las reglas del comercio internacional, sino que también representan un riesgo para la seguridad.

Digamos que este camino trazado es lo que ha permitido, por ejemplo, que Huawei (empresas privadas respaldadas por el gobierno, a la que Estados Unidos acusa de tal vez proveer su red para espionaje comercial y político) sea uno de los mayores proveedores mundiales de móviles y smartphones, al igual que Xiaomi, por citar algunos.

El detalle a considerar es que este tipo de aparatos consumen chips, semiconductores y otro tipo de insumos que debe importar o en su defecto, producir internamente. Por eso de alguna forma, la llamada “circulación dual”, esa política de estado que busca potenciar la producción y el consumo interno a la par con la internacionalización de la economía, es solo una especie de prolongación del MIC 2025, dicen los entendidos.

Modelos de negocio y consumo

China posee un sistema de economía mixta, donde aplican la planificación socialista con elementos de la economía privada. Con todo este tipo de movimientos, busca su modelo de negocio en tecnologías ágiles, baratas, sostenibles y en evolución constante. Claro, del otro lado del espectro esto puede significar, “quebrar” a sus competidores cuyos insumos y mano de obra es mucho más costosa y aumentar el déficit comercial de estas economías.

Al final de la cadena voraz está el consumidor final, quien gana, que ahorra en costes de productos de primera calidad a solo una porción de sus competidores directo de marcas tradicionales. Las restricciones a las exportaciones de EE. UU. Se implementaron por completo el 15 de septiembre, lo que impidió que Huawei obtuviera chips desarrollados o producidos con software o tecnología de EE. UU. Ahora todos los proveedores importantes de Occidente deben pedir permiso al país del norte para proveer de chips a esta empresa asiática.

Estados Unidos ha apuntado a Huawei para reducir la ventaja de China en la tecnología móvil 5G, que tiene la capacidad de revolucionar las estructuras industriales. La tecnología de fabricación de chips tarda años en desarrollarse.

Si bien SMIC es el fabricante de chips más avanzado de China en este momento, su capacidad de 14 nanómetros todavía está muy por detrás de las fundiciones líderes del mundo, como TSMC, que produce chips de 7 nm en volúmenes y anunció recientemente que su proceso de 3 nm estaba programado para la producción de prueba en el primer semestre del próximo año y se espera una producción en masa en el segundo semestre de 2022. Está presión mediática del gobierno de los Estados Unidos, quizás ponga en problemas en el corto plazo a la industria de móviles y computadoras chinas. A largo plazo el asunto puede ser contraproducente.

¿Qué resultará al final del ejercicio de poder entre estos dos frentes económicos? No lo sabemos a ciencia cierta. Quizás que los productores chinos se vuelvan tecnológicamente autosuficientes y continúen su ejercicio de productos de bajo precio para el consumidor final pese a la molestia norteamericana, puede ser una opción. Otra, que lleguen a una suerte de acuerdo, puesto que al fin y al cabo pierden también los productores de chips y la gente de a pié. Amanecerá y veremos, como dice el adagio popular.

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